Su interés por la cultura maya inició cuando cursaba el tercer año de estudios y leyó el artículo del renombrado mayista alemán Paul Schellhas titulado ¿El desciframiento de jeroglíficos mayas es un problema sin solución?, el cual obsesionó a Knórosov.
A partir de 1948, Knórosov inició sus investigaciones para descifrar la escritura maya que encontró en esos documentos. El científico admiró toda su vida a Landa, por la precisión y minuciosidad de sus datos. “Yo sigo al obispo”, decía.
El desciframiento de la escritura maya, lo hizo contra al escepticismo general. Él estaba seguro que “Lo creado por una mente humana, puede ser resuelto por otra mente humana”. Desde este punto de vista ¡no existen y no pueden existir problemas sin solución en ninguna área de la ciencia!
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